Con un día espléndido, incluso algo de calor, nos hemos adentrado en los llanos del Endrinal con la sola intención de pasar un agradable día en familia con los amigos.
Tras la subida inicial hemos alcanzado las señales que nos indicaban las distintas opciones que íbamos a tener. En nuestro caso hemos tomado el camino que lleva hasta Villaluenga del Rosario aunque sin ánimo de recorrer tan magno sendero. A la derecha dejamos el Peñon Grande.
Desde el final del repecho, las vistas son magníficas.
El pico de la izquierda es El Reloj de 1535 metros y el que se encuentra a su lado, el Simancón de 1569 metros.
Por el sendero pudimos disfrutar de la observación de la Lagartija colilarga, Psammodromus algirus soleándose en las piedras a su vez calentadas por el sol.
Entre la vegetación en flor que ponían color en un entorno grisáceo por las piedras calizas y el verde de los Pinos y Encinas, podemos destacar, la Aulaga, Genista triacanthos.
Aunque sin imágenes para ilustrar, pudimos encontrar dos especies de Orquídeas. Por un lado un pequeño grupo cuatro ejemplares de Ophrys tenthendinifera y una ingente cantidad de Ophrys langei. Otra planta en plena floración que fue la atracción de los que allí estábamos fue la Rosa albardera, Paeonia broteroi si bien pudimos localizarla en varios estadios.
Otra planta menos vistosa pero igualmente interesante es el Heléboro, Helleborus foetida.
Dado el calor que reinaba nos sentamos a la sombra de un Pino para comer. Desde allí podíamos divisar la cara Este del Reloj donde pudimos localizar un rebaño de Cabras monteses, Capra pyrenaica hispanica compuesto por unos 15 ejemplares, hembras y recentales del año pasado.
Muchas son las aves de la foresta que hemos podido ver y oír. Como siempre los Carboneros común y garrapino, Herrerillos común y capuchino, Agateadores, Trepadores azules…..pero sin lugar a dudas la sorpresa fue la observación por parte de mi amigo Paco de un par de hembras de Piquituerto, Loxia curvirostra perfectamente "congeladas" para nuestro deleite. En una de ellas se observa la garganta manchada de polen.
Tras un gran día de campo y bien retirados de los vehículos comenzamos a descender. Esta salida la hemos compartido mis amigos Paco y Mariana con sus hijos Mario y Dieguito, Inmaculada y el que escribe.
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