martes, 2 de septiembre de 2014

Cáceres. Una escapada hacia el interior.


               Durante el último fin de semana de agosto, hemos disfrutado alojándonos en una Casa Palacio del siglo XV que perteneció a los Condes de Alba de Aliste, en el pueblo de Garrovillas de Alconetar en la provincia de Cáceres.


                 A nuestra llegada nos hemos encontrado en plena celebración de las Fiestas en honor a San Roque. La Plaza Mayor, de gran belleza y declarada Monumento Histórico Artístico de Interés nacional, estaba cerrada con motivo de la suelta de “toros al estilo tradicional”. Tengo que decir que afortunadamente no se trataba de otra de las muchas manifestaciones barbaras que salpican el territorio nacional. Por Bando Municipal está totalmente prohibido el maltrato animal por lo que el espectáculo consistía en esquivar las embestidas del animal. Al cabo de un rato eran devueltos a los toriles improvisados sin daño alguno. No se puede negar que el festejo careciera de colorido.




                  Dado que no disponíamos de mucho tiempo, el sábado nos levantamos temprano al objeto de conseguir hacer todo lo que teníamos previsto. Aunque un poco retirado desde el lugar donde nos alojábamos, nos dirigimos hacia Cuacos de Yuste para visitar el Monasterio de Yuste.

             Este Monasterio fue lugar de acogimiento de la Orden de los Jerónimos, anteriormente “ermitaños de la vida pobre” fechándose su construcción en 1402. El conjunto arquitectónico esta formado por dos partes. Por un lado el Convento y por otro la Casa-Palacio mandada a construir por el Emperador Carlos I de España y V de Alemania para su retiro hasta su muerte (1556-58) después de su abdicación. 



                De cualquier manera la Casa-Palacio estaba anexa al ábside de la iglesia de tal manera que desde su lecho, el Emperador, podía ver y escuchar los rezos. A su muerte mandó que le enterrasen en una cripta debajo de la misma. Hoy y a pesar que sus restos fueron llevados por su hijo Felipe II al Monasterio del escorial, aún permanece lo que podría ser su ataúd. Al menos está fechado en la misma época.  


                    El conjunto esta formado por iglesia y dos claustros. La iglesia y el claustro gótico son del s. XV, mientras que el resto de la edificación son del s. XVI. En un principio poseía tres plantas que tras la reconstrucción y por seguridad pasaran a ser solo dos. Como ocurriría en todo el territorio nacional, tras la Desamortización de Mendizabal, los nuevos propietarios lo sometieron al abandono, mal uso y por ende al deterioro.




                   No fue hasta mediados del siglo XIX cuando comenzó su reconstrucción. Hasta hace tan solo unos años albergaba a dos monjes de la Orden de los Jerónimos los cuales viven en la actualidad en el Monasterio del Parral en Segovia con el resto de la exigua congregación. Para continuar dándole el uso que correspondía a su construcción inicial, el Convento ha vuelto este año a tener vida monacal. En este caso los llamados “Paulinos”, monjes polacos de la Orden de San Pablo Primer Eremita.

                      Junto al Monasterio se encuentra el pueblo de Caucos de Yuste donde en su plaza y algunas casas se puede ver indicios del expolio a que fue sometido éste.


              Una vez finalizada nuestra incursión por la historia de este magnífico monumento, nos dirigimos hacia Plasencia donde visitaríamos la Bodega Viña Placentina, que elabora unos caldos ecológicos nada despreciables. Ya por la tarde regresamos a la Hospedería y disfrutamos de sus instalaciones. Una vez repuestos, paseamos por el pueblo donde encontramos una manifestación de la arquitectura en las casas. 


                     En la plaza de la Iglesia pudimos encontrar un monolito dedicado a un paisano del pueblo y no sin justificación.


                    A la mañana siguiente fuimos a visitar el Convento de San Antonio de Padua situado a las afueras del pueblo. 


                Fundado en 1476, la iglesia de estilo renacentista poseía bóveda de crucería con una sola nave y un ábside poligonal con dos capillas laterales a cada lado, dos renacentistas y dos platerescas.



                Igualmente poseía un claustro sobrio de estilo renacentista y entre otros detalles, en el muro del Claustro bajo, existieron frescos con escenas de milagros y vida de los frailes franciscanos. Sufrió como otros la Desamortización, pasando a manos privadas. En 1843 fue destruido y expoliado por los propios vecinos de Garrovillas.

                Continuando nuestro periplo llegamos al pueblo de Alcántara, situado al oeste de la provincia y a tan solo 15 kilómetros de Portugal. Su nombre proviene del árabe “Al Qantarat” que significa “El Puente”, haciendo referencia al puente romano sobre el Río Tajo que se encuentra en las inmediaciones.

                Invadido por los musulmanes en la Edad Media, es reconquistado por Alfonso IX de León en 1213. La zona es cedida a la Orden de Calatrava para su defensa pero al estar muy lejos de sus dominios son cedidas a su vez a la Orden de San Julián del Pereiro, posteriormente llamada Orden de Alcántara. En su escudo aparece un peral, que hace referencia a “Pereiro” y la cruz de la Orden Militar en color verde.

             En el pueblo además se encuentra el Convento de San Benito también llamado el “Inconcluso”. 


            Esta iglesia da por finalizada sus obras, por falta de recursos, en 1576, dejando zonas provisionales para mejores tiempos y que a la postre han llegado tal cual hasta nuestros días. En su interior destacan tres naves cubiertas con bóvedas de crucería.



                 El patio posee una galería porticada con una columnata de Orden jónico. Exhibe elementos de gran interés donde se aprecia el paso de gótico al renacimiento. Gárgolas y un construcción para recoger el agua adornan el patio.




            En la fachada principal se puede contemplar la galería porticada de la Hospedería o de Carlos V de tres plantas apoyadas sobre una columnata de orden jónico, las cuales están flanqueadas por dos torrecillas adornadas con pináculos, una gótica y la otra renacentista.


            A la salida del pueblo en dirección a Portugal llegamos al Río Tajo,


         Allí podemos contemplar el puente romano. Éste consta de 6 arcos y 5 pilares. En el centro del puente se puede observar un templete denominado de Trajano. Todo el conjunto está realizado de sillares almohadillados de roca granítica de entre 45 y 55 cms.


              Cuenta la historia que en la distintas conquistas y reconquistas de la época, Alfonso V de Portugal en su invasión a Castilla, y ante su ataque inminente. vislumbró que su enemigo destruiría el puente para evitar que pudiesen cruzar por ahí, por lo que le mando una misiva donde le diría que atacarían por otro lugar porque no quería que Castilla se privase de semejante monumento.

                Junto al Embalse de Alcántara podemos encontrar “La Cantera”. Como su nombre indica se trata de una antigua excavación para la obtención de piedra para la construcción de la presa del propia pantano. La curiosidad radica en que la han habilitado como “playa”, con aporte de arena, al haber aflorado el agua y en que ha sido colonizada por Buitres leonados, una pareja de Alimoches y otra de Cigüeñas negras.


                 Ya de regreso buscando la autovía, nos encontramos con muchas pequeñas lagunas o charcas que salpican los extensos campos secos. En una de ellas, aunque se denomine Embalse de Brozas II, localizamos en un extremo del embalsamiento un par de Cigüeñas negras y sobre todo más interesante un bando de Espátulas en migración que estaban aprovechando este espacio para descansar y coger fuerza para continuar el camino.




                 Con esta última observación, Inma y el que suscribe , dimos por finalizada nuestra pequeña incursión en la Historia de España.