Con este sugerente
título, para algunos, y sin sentido para otros, quiero comenzar el
relato de lo que ha sido mi paso fugaz pero intenso por esta
maravillosa isla.
Aterrizamos en Arrecife
sobre la medianoche del jueves. Entre recoger la maletas, el coche de
alquiler y llegar al alojamiento nos vimos obligados a acostarnos
tarde. De cualquier manera eso no fue impedimento para que sobre las
7 de la mañana, Juan Sagardía nos pusiese en pie. Había que buscar
temprano algunas especies, antes que el calor la obligase a
refugiarse y fuese casi imposible su observación. Antes de continuar
aprovecho para agradecerle como persona el interés mostrado y como
empresa, Lanzarote Pelagic, la experiencia y buen hacer a la hora de
localizar las especies.
Retomando la situación
donde la habíamos dejado, la verdad es que no todos los días se
levanta uno, o mas bien lo levantan, con esta pregunta:
¡Bueno!
¿Que te falta por ver en la isla? Uhmmm.....tras una pequeña
conversación quedó claro mi especial interés en tres especies.
Tras un desayuno reparador comenzamos la búsqueda. En el primer
lugar, de los mas seguros para la observación, fallamos el intento.
Demasiadas molestias humanas con perros sueltos. Ni lo pensamos.
Rápidamente fuimos a por el segundo sitio ya que el calor comenzaba
a notarse. Tampoco hubo suerte. Durante el trayecto de un lugar a
otro pudimos ver
Alcaudón norteño,
Lanius excubitor,
Bisbitas
caminero y
arbórea,
Anthus berthelotii y
A. trivialis,
Camachuelo
trompetero,
Bucanetes githagineus,
Gorriones morunos,
Passer
hispaniolensis o un enorme bando de
Terreras marismeñas,
Calandrella
rufescens, de mas de 200 ejemplares, entre otros.
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Alcaudón norteño |
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Bisbita caminero |
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Bisbita caminero |
Tras unos kilómetros
pisteando por los Llanos de Famara, ¡BIMBO! Conseguimos localizar un
macho de Avutarda Hubara, Chlamydotis undulata.
Con alegría
contenida, continuamos nuestro periplo a la búsqueda de las otras
especies. Al igual que en el caso anterior el primer intento lo
fallamos, la diferencia estuvo que en el segundo lugar visitado
localizamos las dos especies buscadas. ¡BIMBO! ¡BIMBO!. Se trataba
de la Tórtola senegalesa, Streptopelia senegalensis y la Tortolita
rosigrís, Streptopelia roseogrisea, ambas reproductoras en la Isla
en escaso número.
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Tortolita rosigrís |
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Tortolita rosigrís |
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Tórtola senegalesa |
Con el objetivo terrestre cumplido continuamos a
la búsqueda de alguna sorpresa aunque sin éxito.
El sábado muy temprano
embarcamos en un “Quest” de 14 metros de eslora que nos llevaría
hacia el Banco de la Concepción. Las condiciones reinantes durante
la travesía de ida fueron bastante adversas. Viento de mas de 30
nudos y olas de 3 metros dificultaban tanto la marcha como el
disfrute de la navegación. Después de haber recorrido sobre 20
millas se lanzó al agua el primer bloque de
“Chum” (pescado
congelado triturado de varias especies). Como por arte de magia
comenzó el espectáculo. Los primeros en llegar, y como no
¡BIMBO!
de nuevo, los
Paiños de Madeira,
Oceanodroma castro, seguidos de los
Petreles de Bulwer,
Bulweria bulwerii también
¡BIMBO!, que hicieron
nuestras delicias.
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Paiño de Madeira. Chris Gibbins. |
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Petrel de Bulwer. Chris Gibbins. |
Paiños europeos,
Hydrobates pelagicus,
Paiño de Wilson,
Oceanites oceanicus o
Pardelas cenicientas atlánticas,
Calonectris borealis también se
unieron al festín. Esta última especie ya considerada como especie
por alguno taxónomos aunque en discusión aún.
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Paiño de Wison. Juan Sagardía. |
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Pardela cenicienta atlántica. Juan Sagardía. |
Por último, de
nuevo
¡BIMBO!, los
Paiños Pechialbos,
Pelagodroma marina.
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Paiño pechialbo. Chris Gibbins. |
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Paiño pechialbo. Chris Gibbins. |
Invadido
por la alegría del momento y por un profundo malestar debido a la mala mar,
caigo en
“Stanby” casi 20 horas. Ya a media mañana del día
siguiente, con la mar algo mas calmada, parece que vuelvo a ser
persona. Tras comer algo salgo a cubierta en el momento mas oportuno.
Alrededor del barco tenemos
Pardelas pichonetas y
capirotadas,
Puffinus puffinus y
P. gravis,
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Pardela capirotada. Chris Gibbins. |
pero sin lugar a dudas el
¡BIMBO! con
mayúsculas lo puso la
Pardela chica,
Puffinus baroli, que nos
deleito con unas pasadas a unos 5 o 7 metros. La importancia de la
observación es debida a sus hábitos nocturnos en las colonias de
cría pero sobre todo a los muy pelágicos durante el día.
Ya de regreso
disfrutamos de la compañía de un enorme grupo de Delfines moteados
o manchados del Atlántico, Stenella frontalis que pegados a las
amuras del barco nos acompañaron un buen rato.
Una vez desembarcados
del velero, tomamos el ferry que nos llevaría al puerto de Orzola.
Durante el trayecto estuvimos atentos ya que pasamos por delante del
nido de una de la parejas de Rabijunco etéreo, Phaethon aethereus
que crían en este archipiélago aunque no tuvimos la suerte de
verlo.
Todavía antes de
dirigirnos hacia el aeropuetto, pudimos ver algunas Perdices morunas,
Alectoris barbara, Canarios, Serinus canaria y Corredores, Cursorius
cursor.
En resumen. Salida corta con máximo provecho. Total 7 BIMBOS. Para los no familiarizados son especies nunca antes observadas.
Este viaje lo he
compartido con José Portillo “Porti”, Miguel Rouco, Juan
Sagardía, Pablo Gutierrez, Chris Gibbins, Phillip Croquet, Hymel Maggs y un el que suscribe.
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